venerdì 20 giugno 2008

"Afortunada volaba solitaria en la noche hamburgueña. Se alejaba batiendo enérgica las alas hasta elevarse sobre las grúas del puerto, sobre los mástiles de los barcos, y enseguida regresaba planeando, guiando una y otra vez en torno al campanario de la iglesia.
-¡Vuelo! ¡Zorbas! ¡Puedo volar! -graznaba eufórica desde la vastedad del cielo gris.
El humano acarició el lomo del gato.
-Bueno, gato, lo hemos conseguido- dijo suspirando.
-Sí, al borde del vacío comprendió lo más importante -maulló Zorbas.
-¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que comprendió? -preguntó el humano.
-Que sólo vuela el que se atreve a hacerlo -maulló Zorbas."
Luis Sepulveda
Historia de una Gaviota y del gato que le enseñó a volar.

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